Termina el mes del orgullo LGBT+ pero no así, la búsqueda del orgullo deportivo.

Termina el mes del orgullo LGBT+ pero no así, la búsqueda del orgullo deportivo.

Stonewall Inn, Greenwich Village, New York, 1969. La madrugada del 28 de junio de dicho año sería el parteaguas para la comunidad LGBT+. Una comunidad víctima de un sistema legal hostil que los volvía un blanco fácil de abusos y violencia. Un rondín policial, una comunidad harta de abusos y un inusual espíritu de defensa, marcarían el inicio de una larga lucha por la equidad y la justicia, y sólo diez años después, México registraría su primera marcha del orgullo homosexual, en junio de 1979.


52 años y un sinnúmero de marchas después, la comunidad LGBT+ sigue teniendo un largo camino por delante, si bien, a la luz de la publicidad y el consumismo, la inclusión está presente en todos lados, en el mundo del deporte no se puede decir lo mismo.
Organizaciones deportivas nacionales e internacionales se han vuelto portavoces de la inclusión LGBT+ en las diferentes disciplinas. Cada vez más atletas se muestran orgullosos de su identidad y no temen mostrarlo en su profesión. Tal ha sido el caso del waterpolista español Víctor Gutiérrez, o Martina Navratilova, ex tenista de origen checo que salió del clóset a sus 24 años en plena entrevista con el New York Daily News, volviéndose un referente para otros deportistas que vivían sus preferencias en silencio. Por último, el boicot de los Juegos Olímpicos de Sochi en 2014, donde miembros activos de la comunidad LGBT+, buscaban persuadir a las marcas patrocinadoras de ese año y así, unir sus voces en contra de la ley rusa que establecía como delito el proporcionar información sobre la homosexualidad a menores de 18 años. Estos actos, son sólo un vislumbramiento de cúanto ha crecido la unión y el apoyo hacia esta comunidad.


Sin embargo, no se puede dejar de lado que el deporte ha sido una actividad históricamente dominada por el hombre, quien utilizaba esta práctica como herramienta de preparación para la vida militar y política, dejando a un lado a las mujeres, comunidad LGBT+ y prácticamente cualquier minoría, de la práctica deportiva.


No todo está perdido, la fundación de la National Gay Flag Football League (NGFFL) fundada en 2002, o la edición número 11 de los Gay Games en Hong Kong el próximo año, son la nueva antorcha olímpica que guía el camino hacia la inclusión de las minorías en cada vez más lugares.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *